Sigue vigente la controversia de la decisión de vacunar contra el virus del papiloma humano
[ilink url=»http://www.diariodemallorca.es/mallorca/2012/04/06/vacuna-papiloma-gasto-necesario/757419.html»]Publicado en Diario de Mallorca[/ilink]
Vacuna del papiloma, ¿un gasto necesario?
¿Hay que vacunar a las niñas contra el virus del papiloma humano para prevenir el cáncer de cuello de útero o no? Esta disyuntiva vuelve a plantearse en tiempos de crisis y recortes en la sanidad pública. Y no es un asunto baladí. El antídoto, dispensado por la sanidad pública de Balears desde el año 2008 a las niñas de catorce años en tres dosis suministradas a lo largo de seis meses, le costaría a una particular que acudiera a una farmacia más de 465 euros. El doctor Javier Cortés-Bordoy, ginecólogo coordinador del grupo español sobre la vacuna del virus del papiloma humano (en adelante, por sus siglas VPH), defiende que el antídoto es «muy eficaz, efectivo, eficiente y seguro». «Además, te voy a dar una primicia. A mediados de abril, nueve sociedades científicas españolas, junto al prestigioso Instituto Catalán de Oncología, vamos a publicar un documento que corrobora esta apreciación», revela el ginecólogo. «Es eficaz porque protege de manera muy alta contra el VPH y las lesiones que éste lleva asociadas. Es efectiva porque así se ha demostrado en su impacto en la población general en las naciones en las que se dosifica. Las últimas informaciones suministradas no solo por la Organización Mundial de la Salud (OMS) sino por grupos canadienses y holandeses refrendan que la vacuna es efectiva», desarrolla su apreciación el doctor Cortés.
Ciento veinte millones de dosis «Es eficiente si se aplican los criterios de coste-beneficio en términos de Salud Pública. En el medio plazo se ahorra mucho dinero. Como asegura el prestigioso epidemiólogo brasileño Ciro de Cuadros, recientemente premiado por la Fundación BBVA, por cada euro que se invierte en vacunas se acaban ahorrando diez. Y, por último, es segura. Está demostrado. El último informe de la OMS publicado en noviembre de 2011 incide en que la seguridad de esta vacuna es altísima. Se han puesto 120 millones de dosis en todo el mundo y no se ha demostrado que haya provocado ningún problema de salud grave asociado de forma causal a este antídoto. Como todas las vacunas, puede causar molestias en la zona donde se pone la inyección así como subidas puntuales de fiebre en los días siguientes a la dosificación. Esto es lo que se ha determinado después de investigaciones llevadas a cabo de forma independiente con algunos problemas puntuales que se han dado», valoró el ginecólogo. Opinión diferente mantiene el médico de familia Jaume Giménez, perteneciente al grupo de enfermedades infecciosas de la Societat Balear de Medicina Familiar i Comunitària (SBMFiC), quien antes que nada quiere recalcar que «no estamos en contra de las vacunas. No formamos parte de esa gente antivacuna por principios. Pero, en el caso de este preparado, no ha pasado el suficiente tiempo para que se pueda demostrar su eficacia contra el cáncer de cérvix. En Estados Unidos, que es el país que comenzó a poner esta vacuna, todavía no hay estudios que hayan demostrado esta eficacia». «Es imposible proclamar que este medicamento evite el cáncer de cérvix sin que hayan pasado al menos veinte o veinticinco años desde las primeras vacunaciones», sostiene este facultativo. El Consejo Interterritorial de Salud decidió incluir este antídoto entre las vacunas que se dispensarían en el sistema sanitario público en el año 2007 y, en el caso de Balears, se inició la campaña de vacunación en el ejercicio 2008-2009. Por tanto tan sólo han transcurrido cuatro años desde las primeras inoculaciones de los serotipos del virus en jóvenes adolescentes.
125 millones de euros «Las sociedades de epidemiología y de salud pública no están de acuerdo sobre el coste-beneficio que supone este tipo de vacunaciones. Según mis datos, el coste de vacunar a la población de riesgo en toda España supone un desembolso de 125 millones de euros. Con este dinero se podrían hacer citologías y pruebas de detección precoz entre la población con mayor riesgo de desarrollar un cáncer de cérvix, como aquellos sectores poblacionales de un nivel social y educativo más bajo o las propias mujeres que se dedican a la prostitución y están más expuestas a acabar desarrollándolo», sostiene el doctor Jaume Giménez. Este médico de cabecera especializado en enfermedades infecciosas da otra idea que puede abonar un poco más este campo para que florezca la polémica: la vacuna contra el neumococo no está financiada por el sistema nacional de salud y sobre este medicamento nadie alberga dudas de que sí previene contra algunos tipos de meningitis y contra las neumonías de la población en general. ¿Por qué entonces no se financia con dinero público salido de los impuestos de todos los ciudadanos? Esta es una pregunta a la que nadie parece querer dar respuesta. «El coste-beneficio no está demostrado. No se sabe muy bien por qué el ministerio de Sanidad decidió en su momento incluir esta vacuna en el calendario. Como en muchas otras ocasiones, se ha insinuado que fue debido a las presiones de las poderosas farmacéuticas. Y no es descartable. Esta vacuna es muy cara», dice Giménez. Y puede apuntalar esta insinuación con datos. Pese a que en Balears, por sus hábitos sociosexuales más promiscuos propios de una comunidad que vive eminentemente del turismo, la incidencia del cáncer de útero es más alta, se puede hablar de doce nuevos casos de este tipo de tumores por cada cien mil mujeres y año. Lo que nos situaría en una horquilla de entre 60 y 72 nuevos casos anuales. ¿Merece esta incidencia un desembolso tan alto? Los que responden que sí alegan que una mayoría de las jóvenes vacunadas han generado anticuerpos que defienden contra un futuro cáncer de cérvix. Los que abogan por el no, como el doctor Giménez, tienen un argumento poderoso. En tiempos de crisis hay que mirar mucho en qué se gasta el dinero, aparte de que hay otro motivo de inquietud: todavía no está claro que esta vacuna necesite de posteriores dosis de recuerdo que la hagan más onerosa para las arcas públicas.